Estrenos online: crítica de «Soy Céline Dion» («I Am Céline Dion»), de Irene Taylor (Amazon Prime Video)

Estrenos online: crítica de «Soy Céline Dion» («I Am Céline Dion»), de Irene Taylor (Amazon Prime Video)

Este documental se centra en las complicaciones de salud recientes de la cantante canadiense Celine Dion, que la llevó a retirarse de los escenarios. Estreno: 25 de junio en Amazon Prime.

La voz es un instrumento complejo y delicado, en muchos sentidos. Y no solo para los cantantes. Hay personas a las que poder usar mejor o peor la voz las define de una manera que otros consideramos misteriosa. Pero es cierto que para los cantantes puede serlo todavía más. Céline Dion explica el concepto de una manera muy clara: su voz va para un lado y ella la sigue. Ella es en más de un sentido su voz. En I AM CELINE DION, el documental que cuenta los problemas de salud que la cantante canadiense ha tenido en los últimos años, se hace eje en eso. Su carrera se recorre, someramente, con algunos clips de momentos y algunos grandes éxitos, pero este no es un documental sobre las ventas de la canción de TITANIC ni un recorrido por sus discos, sino que pasa por otro lado.

Para los que no somos fans del estilo musical de Dion –su voz es irreprochable, tiene un raro carisma quizás por ser canadiense, pero los géneros que transita se me hacen intrascendentes–, la elección es la mejor, ya que lo que vemos podría ser la historia de cualquier artista o deportista al que su instrumento (físico) ya no le funciona como antes. En ese sentido es similar, con mayor carga dramática, al documental sobre la despedida de Roger Federer. Dos grandes en lo suyo que un día tuvieron que parar, frenar, reconsiderar y quizás tirar la toalla cuando el cuerpo les dijo «basta».

Dion sufre una enfermedad conocida como Síndrome de Persona Rígida (SPS son sus siglas en inglés) que es rara y apenas la tienen dos o tres personas cada un millón. La cantante informó de su condición en 2022 cuando tuvo que cancelar su larga residencia en Las Vegas y acaso el documental es una manera de dejar una prueba contundente de que no podía subirse a un escenario. No era algo nuevo: venía sintiéndose mal hacía ya años. Pero para entonces le era imposible, aún con muchísimos medicamentos encima, poder actuar. En este documental muy íntimo y revelador, cercano a un punto llamativo para este tipo de figuras conocidas, lo que vemos es el proceso de la cantante y su lucha para afrontar y soportar mejor una enfermedad que parece ser incurable.

El síndrome de persona rígida incluye una serie de detalles específicos que, por motivos no del todo claros pero ligados fundamentalmente al estrés, generan que quienes lo sufren queden físicamente paralizados, total o parcialmente, por mayor o menor tiempo. Dion, que habla muy francamente de lo que le pasa –a veces de modo muy dramático y en otras casi en forma risueña– cuenta que no le afecta los pulmones pero sí los huesos y músculos que los rodean y no les permiten expandirse al cantar. Y algo similar sucede con las cuerdas vocales, que responden de maneras impensadas e imposibles de manejar para una cantante profesional, y más una que ha hecho de ese tipo de elaborada perfección de llegar a determinadas notas toda su carrera.

El documental muestra breves clips de su vida, su historia familiar –eran 14 hermanos en la provincia francoparlante de Québec–, su casamiento con el productor René Angélil, que la descubrió y que murió en 2016, pero todo eso es apenas un background, un trasfondo para hablar de la cantante y su salud en estos años. No verán acá un disco por disco, éxito por éxito, fracasos, caídas en desgracia, nada de lo usual en una biografía rockera. Sí verán sus cambios de peinados y vestidos y seguramente se asombren con el depósito enorme en el que tiene miles de vestidos, zapatos, trajes, recuerdos y otros objetos de su carrera.

Pero en el medio hay terapias físicas, ataques, médicos, masajes, recuerdos de situaciones incómodas y difíciles vividas en shows (hacer participar a la gente más por no poder cantar que por otra cosa, excusas para irse y volver del escenario) y así. Si bien uno tiende a ser un tanto desconfiado de este tipo de documentales autoproducidos por estrellas y le busca por donde pasa el objetivo comercial o hasta legal, es innegable que I AM CELINE DION –más allá de que sirva para revivir por un rato su carrera discográfica (ver abajo álbum editado para la ocasión)— es un buen detrás de escena de todo eso que les pasa a los artistas mientras los espectadores no los vemos.

Sí, claro, hay lujos y casas elegantes y hoteles boutiques y hasta aviones privados, pero en el fondo también son cuerpos expuestos al máximo, esforzados, autoexigentes o exigidos, complicados por la propia tarea de producir un espectáculo que a la gente deje conforme. A Céline Dion le tocó la mala suerte de sufrir una enfermedad brutal que –si bien le permite seguir moviéndose, actuando, cantando con limitaciones, haciendo doblajes de películas y cosas así– seguramente impedirá que pueda volver a ser la misma. Y al verla sufrir algunos de esos embates cualquier persona sensible a sus problemas entenderá que lo mejor que puede hacer es poner un freno.